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20 octubre 2022

Fundación de CNT

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Desde que se creó Solidaridad Obrera el movimiento obrero de corte anarcosindicalista vivió un importante renacimiento. En noviembre de 1907 se fundó la Federación Regional Extremeña y surgieron también una gran cantidad de federaciones locales en toda la península, entre las que destacaron las de Coruña, Zaragoza, Gijón y Granada.

Los dirigentes sindicales influidos por el sindicalismo revolucionario utilizaron estos avances, y su prestigio tras la represión de la Semana Trágica, para dar un paso trascendental: el segundo congreso de Solidaridad Obrera, celebrado en noviembre de 1910, decidió la constitución de la Confederación Nacional del Trabajo (CNT). Un año más tarde, durante el I Congreso de la CNT (8 al 10 de septiembre de 1911), la nueva central obrera contaba ya con 140 sindicatos adscritos y 26.571 afiliados, la mayoría de Catalunya y Zaragoza, un crecimiento que supuso la definitiva consolidación orgánica del sindicalismo revolucionario en España.

Esta importante expansión respondía a diversas razones. En primer lugar, la creciente actividad huelguística: el año 1911 contabiliza más de 151 conflictos con más de 35.000 trabajadores involucrados, muchos de los cuales fueron atraídos por la acción directa propugnada por la CNT. En segundo lugar, el giro político del movimiento socialista afianzó las posiciones ideológicas de la CNT: 

"Fue precisamente el establecimiento de la conjunción republicano-socialista uno de los motivos principales que contribuyeron al éxito del sindicalismo revolucionario; en el sentido de que ello fue visto -incluso dentro de las fuerzas socialistas- como una colaboración de los socialistas con las fuerzas burguesas, lo cual suponía, para los sectores sindicalistas, una confirmación de las críticas que ellos hacían no sólo a la política como una cosa de burgueses, sino a los socialistas por seguir una línea electoralista y de colaboración".

La mayoría de los militantes anarquistas se sumaron a la nueva organización, incorporando su bagaje ideológico pero aceptando, además, una gran cantidad de ideas del sindicalismo revolucionario. El éxito de los anarcosindicalistas se explica, en gran medida, por su abandono de las ideas del anarquismo puro, de las concepciones más individualistas, conspirativas y humanistas, en beneficio de la acción de masas y la lucha de clases. Pero a medida que aumentaban su influencia, la contradicción entre las necesidades tácticas, estratégicas y programáticas del proletariado, por un lado, y los prejuicios anarquistas sobre la política y el poder, por el otro, se convirtieron en un obstáculo formidable para el éxito de la revolución.

Fuente: Izquierda Revolucionaria

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