El 31 de diciembre, final de año, el gobierno PSOE-Podemos publicó el decreto por el que se aprueba la “Estrategia de Seguridad Nacional 2021”.
El cambio precipitado en la estrategia del Estado (que no será cumplido por ley hasta dentro de dos años) está, en palabras del propio texto, alentado por las siguientes amenazas: epidemias, cambio climático, ciberataques y crisis financieras. Aunque el terrorismo sigue siendo nombrado, juega un papel secundario. Ahora el enemigo no tiene rostro: el enemigo podemos ser nosotros mismos, el pueblo desatado por la situación de crisis que maneja el colapso capitalista.
Llevamos casi dos años acostumbrándonos a la crisis sanitaria, pero más bien como un problema de salud, se ha tratado como un problema social. Y en esta línea es que el gobierno español pretende seguir gestionando los nuevos “retos” que se le presentan de cara al colapso de la economía neoliberal. Ante epidemias, anticipación e intervención militarizada. Ante la crisis ambiental, vigilancia y censura de voces críticas a la gestión estatal. Ante el empobrecimiento, la represión y el control social.
Podríamos pensar que sería lógico hablar de mejoras en la salud pública, en la planificación de la producción de bienes vitales a nivel local, en la distribución de la riqueza, pero olvidaríamos cuál es la naturaleza del sistema estatal español, lleva la voz cantante a esta reformulación eco-fascista en la que se encuentran inmersos la mayoría de los estados europeos.
Lo que propone el texto es un mayor control, un control digitalizado, que permite una intervención ágil y eficaz, anticipada y que cuenta con la participación de toda la sociedad. La importancia de la digitalización es crucial, para lo cual una de las líneas de acción será la modernización del “sistema nacional de vigilancia de la salud pública mediante la renovación de tecnologías y sistemas de información en salud”. Para aquellos a quienes no les importa la necesidad de un pasaporte covid desde una perspectiva de salud, aquí está la solución.
El texto habla repetidamente de las estrategias híbridas de los enemigos del Estado. Además de las clásicas amenazas que contemplaba el Estado (terrorismo, amenazas militares, etc.), ahora también se contempla en el juego de guerra la creación de estados de opinión. La defensa contra estas estrategias híbridas es un tema central en el decreto recientemente aprobado, y sus implicaciones, en términos más populares, son la normalización de la censura y el castigo de visiones y discursos opuestos que llaman a la revuelta, antes de que su mensaje pueda proliferar entre los personas.
Este concepto de estrategias híbridas está en línea con la lectura realizada por la OTAN en los últimos meses sobre las amenazas globales y las nuevas zonas de guerra, que extendió (más allá de la tierra, el mar, el aire…) al “terreno cognitivo”. Cualquiera que defienda posiciones anti-régimen en cualquiera de los estados de la alianza militar puede ser acusado de favorecer e incluso ser parte de una estrategia interna de desestabilización interna promovida por la inteligencia militar rusa o china. Podría parecer ridículo si el informe de la Guardia Civil, que apuntaba a la injerencia rusa en el conflicto catalán, no fuera tan reciente.
Ante este tipo de conflicto, que la OTAN ha calificado de “guerra cognitiva”, en el texto del Real Decreto aparece como un campo cognitivo, se pretende que sea un arma de defensa. fuera, por así decirlo, con la inestimable colaboración de las empresas proveedoras de redes sociales y telecomunicaciones.
En definitiva, a partir de la aprobación de esta estrategia de seguridad española podemos trazar tres grandes líneas que orientarán el panorama represivo de los próximos años:
– La propuesta represiva como principal medida para reformular la situación ante el colapso capitalista, identificando al enemigo a controlar y combatir como la propia población.
– Control social absoluto mediante herramientas digitales, apoyándose en su implementación en el argumento de la salud (con el pasaporte covid como primera experiencia en este campo).
– Censura e imposición de la unicidad a través del control de los medios de comunicación y las redes sociales.
Fuente: Kaos en la red
Enlace al BOE donde se puede consultar la “Estrategia de Seguridad Nacional 2021”
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