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01 febrero 2024

Votar es renunciar a tus derechos

ABSTENCION ANARQUIA ACRATA LIBERTAD

En una democracia indirecta y partidista, votar se ha convertido en algo común, banal. Se entiende que cada votante elige en realidad a otras personas que dicen ser capaces de ocupar cargos políticos, afiliadas a partidos políticos con programas claros y que buscan monitorear la conducta de los demás, con el fin de controlar y prevenir la corrupción generalizada.

No hay conciencia ciudadana de los problemas nacionales ni de que los candidatos estén realmente comprometidos con la solución de estos problemas, votando una gran parte de la población sin tener ningún criterio y dejándose llevar por las manipulaciones de la publicidad partidaria. Vemos a diario que la mayoría de las personas electas dedican su tiempo, nuestro tiempo y nuestros recursos a mejorarse a sí mismos y a sus grupos de interés. Viven de legislar por sí mismos y reciben mucho más que muchas empresas del país.

El voto es la abdicación del poder popular a un grupo que supuestamente dice ser nuestro representante, pero que no satisface nuestras demandas básicas. La profesionalización de los electos les hace querer mantener este poder por tiempo indefinido y extenderlo a sus familiares. Podemos considerar a estas personas profesionalizadas como un gran mal y enemigos de los grupos oprimidos y explotados, porque no tienen ningún compromiso para cambiar la situación de nuestro pueblo que sufre. 

Si no provienen directamente de las capas dominantes, les sirven fielmente. Para alcanzar el nivel de estas capas, se someten a los mayores compromisos y a menudo caen en la bajeza, la villanía y los crímenes. Desde escrutadores electorales, reclutadores de votantes, si tienen alguna formación, se postulan, apoyados por los poderosos, para concejales municipales, luego para diputados estatales y, si las manchas políticas les ayudan, para diputados, senadores federales, gobernadores, ministros. 

Para conseguir votantes, comienzan a prestar servicios, es decir, a obtener, mediante esfuerzos, de la administración local, estatal o federal, favores, exenciones, nombramientos, concesiones, que legalmente no podrían obtener. Forjan así un círculo más o menos amplio de personas atrapadas en estos vínculos dudosos que, a cambio de tales sutilezas, siempre les dan el voto en las elecciones. Así, generalmente, los votos representan intereses subordinados, pagos indirectos por servicios indecentes, nunca, o muy raramente, opiniones sinceras y reflexivas.

Con esta profesionalización es difícil que las necesidades y demandas sociales sean cubiertas y con cada elección continúa el ciclo de ilusión, engaño y mentira. Como rehenes de este proceso obligatorio, nos parece que no hay elección, pero la hay y es una ruptura directa con el circo electoral.

La máxima fundamental, en la lucha contra los que explotan el trabajo, es que: la emancipación de los trabajadores es y será siempre obra de los propios trabajadores. Por lo tanto, no deben confiar su liberación a las armas de otros, especialmente a las de sus opresores. Votar, para un trabajador, es un delito y contra el voto obligatorio deben organizar una protesta efectiva, realizando una huelga electoral.

Fuente: Anarkio

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