El anarquismo sin adjetivos es una idea que defiende que las diferentes escuelas de pensamiento anarquistas pueden y deben convivir simultáneamente. Da paso a la voluntariedad (no coacción, libertad negativa) de las personas (sobre sus cuerpos, mentes y bienes) para elegir el tipo de asociación (asociación voluntaria) que considere cada quien más favorable y preconiza la libre experimentación de modelos legales y económicos.
En las palabras del historiador George Richard Esenwein, el “anarquismo sin adjetivos” en su sentido más amplio “se refería a una forma de anarquismo sin apellidos, es decir, una doctrina sin etiquetas calificativas como comunista, colectivista, mutualista, o individualista. Para otros, simplemente se entendió como una actitud que toleraba la coexistencia de diversas escuelas anarquistas.”
El acuñador de la expresión fue el cubano de nacimiento Fernando Tarrida del Mármol, quien la usó en noviembre de 1889, en Barcelona. Él dirigía sus comentarios hacia los anarquistas comunistas y colectivistas de España, quienes por esa época estaban en un intenso debate sobre los méritos de sus respectivas teorías.
Errico Malatesta y Voltairine de Cleyre. |
El anarquismo sin adjetivos es el discurso que nos une para en conjunto crecer como individuos. Es el primer paso para ir rompiendo con el dirigismo, el sectarismo, las verdades absolutas sostenidas por medio de la fe religiosa. Es el primer paso para madurar, para encontrarnos con quienes más o menos pensamos iguales, para romper con el elitismo intelectual, para poder llevar parte de nuestras ideas a la práctica.
Solo cuando el discurso del anarquismo sin adjetivos deje de ser retorica y se practique en lo concreto, es cuándo podremos verdaderamente levantar juicio sobre sus efectos. No se trata de que cada grupúsculo esboce el sistema que mejor le parezca, sino crear el ambiente para que de forma cordial los no anarquistas y anarquistas influenciados por tales corrientes, abran su perspectiva y se den con ideas nuevas e ignoradas, para críticamente levantar juicios y fomentar la discusión. Para dejar de ampararnos en preconceptos de los cuales ignoramos completamente sus implicaciones.
Fuente: La libertaria
Comparto con ustedes este muy respetuoso comentario: Me parece importante la pretensión de buscar la confluencia entre los diversos anarquismos aunque creo que conviene no desechar sin más esa suerte de apellidos porque podemos considerar que no todas las luchas se enfrentan los mismos tipos de opresión, por ejemplo, no es lo mismo formar parte de un espacio libertario surgido en el seno de una comunidad indígena de Chiapas que un colectivo formado por un grupo de profesores de una escuela secundaria en Francia. Por otra parte, podemos decir que hay que buscar la integración de todos los anarquismos pensando que lo económico pase a segundo término, sin embargo, históricamente el propio anarquismo se fundó sobre una lógica que inevitablemente se encuentra con el plano de la liberación también en ese plano pues no olvidemos que la opresión desde el sistema capitalista es algo que definió la resistencia anarquista en forma esencial. Es por ello que se vuelve tan contrario al sentido del anarquismo en general, que exista algo como el llamado anarcocapitalismo o esos que se afirman "libertarios" pero que no son más que fundamentalistas de mercado. Es decir, ¿cómo podría un anarquista afirmarse promotor de un sistema que tiene como naturaleza la explotación, la cosificación, la alienación, la fragmentación de las sociedades y la depredación del planeta?
ResponderEliminarLes mando un saludo afectuoso.
Alfredo García