El Incidente de Casas Viejas, también conocido como Masacre de Casas Viejas, tuvo lugar el 11 de enero de 1933 en la pequeña aldea gaditana de la que el incidente toma su nombre. La masacre, uno de los hechos más trágicos de la Segunda República Española, dejó 21 muertos, algunos de los cuales fueron quemados vivos dentro de su casa, provocando una indignación nacional que debilitó la posición de la izquierda revolucionaria.
El movimiento anarquista que se extendió por España a principios del siglo XX instó a los trabajadores oprimidos a unirse contra sus opresores, a saber, el Estado, los ricos terratenientes y la Iglesia. El gobierno se opuso al movimiento, pero pronto ganó fuerza entre los trabajadores agrícolas explotados durante mucho tiempo, especialmente en Andalucía, donde muchos habitantes enfrentaron desempleo durante todo el año y casi hambruna. El periodista español Ramón J. Sender afirmó que los pobres estaban "enloquecidos de hambre como perros callejeros". Una de las provincias donde se produjeron los peores disturbios fue Cádiz, por lo que el gobierno envió una compañía de guardias de asalto para tomar el control de la situación en espiral.
En enero de 1933, los trabajadores que formaban parte de la Confederación Nacional del Trabajo (CNT) organizaron una marcha de protesta, creyendo que estaban iniciando una revolución. Los intentos del gobierno de sofocar el movimiento revolucionario llegaron a un punto crítico el 11 de enero, cuando la guardia de asalto llegó a Casas Viejas para arrestar a un grupo de anarquistas que había atacado el cuartel local de la Guardia Civil. Por temor a represalias, muchos residentes huyeron del pueblo, pero un pequeño contingente intentó resistir el arresto y se atrincheraron en la casa de Curro Cruz. Un acérrimo anarquista apodado Seisdedos, Cruz de 72 años y sus hijos habrían iniciado el ataque y, como era obvio que no se iba a rendir, llegaron refuerzos que intentaron forzar la puerta de su casa.
El gobierno de Manuel Azaña masacró a 21 personas, algunos de los cuales fueron quemados vivos dentro de su casa. |
Se hicieron disparos desde el interior de la casa, matando a un guardia e hiriendo a otro. Los guardias dispararon ametralladoras contra la pequeña casa, tras lo cual le prendieron fuego. Un hombre y una mujer que intentaron escapar del incendio recibieron disparos. Los cuerpos carbonizados de Seisdedos, sus dos hijos y otros dos familiares fueron encontrados dentro de la casa. La nieta de Seisdedos escapó milagrosamente de la casa con su bebé en brazos.
Posteriormente, otras 14 personas fueron ejecutadas y el capitán de los guardias de asalto dijo a los periodistas que tenía instrucciones de Madrid para no tomar prisioneros. Aunque el primer ministro, Manuel Azaña, negó esta afirmación, nunca se recuperó de las consecuencias del atropello. La derecha lo acusó de "asesinar al pueblo", mientras que otros denunciaron al gobierno por crear un régimen de "sangre, barro y lágrimas".
Fuente: Sur in English
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