Ahora es la época en la que los sacerdotes proclaman: “Paz en la tierra, buena voluntad hacia los hombres” y los principales medios de comunicación nos tranquilizan con historias e imágenes de bondad.
Pero ¿por qué la paz y la buena voluntad siguen siendo sólo sueños? ¿Por qué la bondad es tan rara en el mundo actual? ¿Por qué se limita al ámbito personal? ¿Por qué el resto del mundo es tan cruel?
La causa fundamental de esto es el capitalismo, un sistema socioeconómico intrínsecamente violento y duro que nos moldea. Al obligar a las personas a competir por lo esencial de la vida, genera personalidades egoístas y agresivas. La acumulación individual es la prioridad más que el compartir cooperativo.
Pero el capitalismo no es tan duro como el feudalismo que derrocó, y el feudalismo no fue tan duro como las monarquías absolutas que derrocó. La humanidad está progresando muy gradualmente a través de revoluciones hacia una sociedad más amable.
Pero eso no se logrará siendo amable con los capitalistas. Tendremos que infligirles la mayor crueldad que puedan imaginar: quitarles “su” riqueza y devolvérsela a los trabajadores que la crearon. Los ricos lucharán contra eso con todo su poder. De modo que el sistema primero debe colapsar antes de poder conquistar ese poder.
Entonces seremos capaces de construir un socialismo real, que nunca antes ha existido. La Unión Soviética fue una parodia del marxismo-leninismo impuesto por Stalin. Él y sus sucesores controlaron financieramente los partidos revolucionarios en China, Vietnam y Cuba y les impusieron esta dictadura. Los resultados no son nada digno de emular.
Los conservadores afirman que el socialismo es imposible porque va en contra de la naturaleza humana, que consideran intrínsecamente violenta, individualista y competitiva. Pero están confundiendo la naturaleza capitalista con la naturaleza humana. La mayoría de los antropólogos coinciden en que no existe una naturaleza humana fija. Incluso dentro del capitalismo, los humanos difieren mucho de una cultura a otra. Los individuos tienen muchas potencialidades que se desarrollan o reprimen en función de la cultura y la herencia.
Los liberales afirman que derrocar el orden dominante es un sueño imposible. Al verse a sí mismos como realistas pragmáticos, buscan un compromiso con los capitalistas.
Pero nunca se ha logrado un cambio social fundamental mediante reformas graduales. Estos simplemente prolongan el viejo sistema pacificando a las masas. Requiere una crisis y un colapso, y luego un auge revolucionario que elimine el viejo orden y construya uno nuevo. El capitalismo está empezando a desmoronarse, por lo que este siglo debería ser apasionante.
Vivimos en una época turbulenta de transición hacia una sociedad pacífica y amable: el socialismo. El mejor programa que he encontrado para lograrlo es el del Partido Socialista por la Libertad.
Fuente: Voz Disidente
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