A continuación, unos párrafos escogidos de la gran anarquista Emma Goldman, nacida el 27 de junio de 1869 en Kaunas, región situada en la actual Lituania, durante la época del Imperio ruso, y fallecida en Toronto, Canadá, el 14 de mayo de 1940.
La Iglesia es una institución tan opresiva como el Estado.
La religión tiene su origen en nuestra incapacidad mental para resolver los fenómenos naturales y la Iglesia ha sido siempre “un obstáculo para el progreso”.
El cristianismo con Cristo exaltando la mansedumbre y su determinación por cumplir con la ley de los profetas, está “asombrosamente adaptado para entrenar esclavos y perpetuar la sociedad esclavista”.
El ateísmo, en su negación de los dioses, es al mismo tiempo la afirmación más firme del hombre y, a través del hombre, la afirmación de la vida, del sentido y de la belleza.
El anarquismo se define como “la filosofía de un nuevo orden social basado en la libertad sin las restricciones de las leyes hechas por el hombre; la teoría de que todas las formas de gobierno se basan en la violencia y que, por tanto, son erróneas e inicuas, a la vez que innecesarias”.
El anarquismo es la única filosofía que trae al hombre la consciencia de sí mismo; que sostiene que Dios, el Estado y la sociedad no existen.
La propia masa es responsable de esta horrible situación. Permanece unida a sus señores, adora el látigo y es la primera en gritar “¡crucificadlo!” en cuanto se alza una voz de protesta contra la sacralidad de la autoridad capitalista o contra cualquier otra rancia institución… Sí, la autoridad, la coerción y la dependencia se busca en la masa, pero nunca la libertad o el libre desarrollo del individuo; nunca el nacimiento de una sociedad libre.
Rechazando la propiedad como “dominio sobre las cosas”; defiende además que el trabajo liberado es posible solo “en una sociedad basada en la cooperación voluntaria de grupos productivos, comunidades y sociedades federadas libremente entre sí, que evolucionen hasta cristalizar en el comunismo libre, impulsado por una solidaridad de intereses".El Estado es la mayor fuente de violencia de nuestra sociedad, en especial en su condición de punto focal de los dos gemelos malvados: patriotismo y militarismo.
El patriotismo es una amenaza para la libertad, alimenta el militarismo y debería sustituirse por la fraternidad universal.
El soldado es un mero asesino profesional, “un artefacto despiadado que obedece mecánicamente las ordenes de sus superiores”.
Es la violencia organizada desde arriba la que crea la violencia individual de abajo.
Estoy contra la dictadura y el fascismo igual que contra los regímenes parlamentarios y la llamada democracia política.
Fuente: Las raices del anarquismo. Peter Marshall
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