Umbral era una revista anarquista orientada a las artes. Sin embargo, los reportajes sobre la guerra que aportaba en sus páginas hoy resultan muy esclarecedores. Por ejemplo, en su número dos, cubría una "escuela de chóferes de Mujeres Libres", sobre todas las mujeres madrileñas que estaban aprendiendo a conducir en mitad de la guerra con el objetivo de incorporarse a los servicios de intendencia del ejército. Dice una entrevistada: "Mi ideal sería conducir los camiones de abastecimiento para el frente. Necesitaría llevar yo misma los víveres para convencerme de que no le faltaba nada a los nuestros soldados".
En un número de septiembre del 37 me llama la atención cómo encajó la revista la creación del Ejército Popular Republicano y la disolución de las milicias. Este hecho histórico fue muy importante en el curso de la guerra, la República aumentó su capacidad defensiva y de maniobra, pero ha quedado en el imaginario popular por la versión del libro de memorias de Orwell, "Homenaje a Cataluña", cuyo mensaje, la gente que no lee, pudo recibir por la aclamada película Tierra y Libertad de Ken Loach. Ambos tenían una visión romantizada de España. En el caso del director de cine, porque por lo que fuera no le parecía bien que la República tratara de defenderse con todas las garantías. Y en el de Orwell, por falta de perspectiva, lo cual es disculpable porque fue coetáneo al hecho histórico.
En las páginas de Umbral encontramos, no obstante, que los propios anarquistas entendieron en su momento la visión que ha prevalecido después entre los académicos que han estudiado con rigor las decisiones que se tomaron durante la contienda. Dice un artículo firmado por Mauro Bajatierra, uno de los grandes cronistas de la guerra para la CNT:
"Ya no existen las Milicias Confederales. Aquellos grupos de descamisados, francos tiradores de los primeros días, que llegaron a formar en las milicias, hoy se han transformado en el Ejército de tropas regulares, sometidos a la disciplina y el mando militar (...) Instruidos, uniformados, bien mandados por jefes y oficiales salidos de nuestros medios y acreditados como combatientes en todos los frentes, los muchachos libertarios pueden presentarse en todas partes como ejemplo de ejército capacitado (...) AYER: Descamisados, patuleas, tribus, desarrapados, como ha dicho un político catalán que no ha visto todavía un frente ni se ha batido por la libertad del pueblo; HOY: Ejército Popular, alma de la guerra de la independencia contra el fascio mundial en España, que gesta la más sublime, la más grande, la más trascendental de las victorias ¡la victoria del proletariado en todo el mundo!".
El autor de estas líneas, tras la derrota y con su compromiso, no se exilió, fue fusilado y enterrado en La Almudena. Por eso no pudo escribir más para iluminar a Ken Loach, ni ha sido tan reconocido como otros cronistas de la Guerra Civil que relataron la contienda que destruyó su país... desde París.
Otra historia de gran interés en la actualidad es la de la redactora jefa de Umbral, la madrileña Lucía Sánchez Saornil, militante anarquista y lesbiana. Se desplazó a Valencia para trabajar en la revista cuando ya era miembro destacado del Consejo General de Solidaridad Antifascista y allí conoció a América Barroso. Las dos mujeres nunca ocultaron su relación, pese a la época. Según una investigación de Luz Sanfèliu de la Universidad de Valencia, tras haberse exiliado en 1939, lograron regresar a España en 1941, parece que por miedo a ir a parar a un campo de concentración, y lograron sobrevivir en la clandestinidad en Valencia gracias a la familia de Lucía, donde siguieron escribiendo poesía.
Otro personaje importante que colaboró con estas páginas fue Kati Blau, otra mujer comprometida con la causa anarquista. Natural de Budapest, tras el cierre de la Bauhaus por el gobierno nazi en 1933, se exilió a París y en 1937 llegó a Valencia donde fue redactora de Umbral. Pasó a la historia por las fotografías de la guerra que sacó en Barcelona en 1938, aunque están acreditadas a Kati Horna, ya con el apellido de su marido, el pintor andaluz José Horna, al que conoció, precisamente, en esta revista. En el exilio mexicano, su obra logró sus mejores años. El año pasado le dedicaron una sección en el excelente programa Efecto Doppler de Radio 3, nuestra emisora pública más especial y delicada y siempre en el punto de mira de neofascistas que la denigran y se la quieren cargar.Repasando todos los ejemplares disponibles, me llama la atención el último de todos, de finales de enero de 1939, a veinte días del final de la Ofensiva de Cataluña que acabó con la revista. Son fotos de refugiados españoles. "Niños, mujeres y ancianos llegan a nuestros brazos (...) acojamos a nuestros hermanos. Enjuguemos su noble dolor y compartamos con ellos nuestra habitación y nuestro pan". Palabras e imágenes que hoy es imposible no desligar de la llegada de refugiados de Oriente Medio a Europa en 2015. Un caso que hace bueno el aforismo de Lord Byron de que no hay mejor profeta del futuro que el pasado.
Fuente: Álvaro González (Alicante Plaza)
No hay comentarios:
Publicar un comentario