Durante las fases más estrictas del confinamiento, la limitación de circulación y reunión llevó a los movimientos sociales y políticos a buscar nuevas formas de seguir desarrollando su actividad política, comenzando así a utilizarse herramientas como Zoom, Jitsi o Google Meet para hacer reuniones y charlas online.
Pese a que en el momento y sin mejores alternativas fueron herramientas útiles que permitieron continuar la actividad política, tenemos que ser conscientes de que toda la actividad que desarrollemos en la red es susceptible de ser intervenida por los cuerpos represivos del estado, poniendo una diana sobre todos los participantes. Es por ello que debemos tender a eliminar estas nuevas formas de militancia de nuestro horizonte, priorizando las asambleas presenciales y sin teléfonos móviles ni otros aparatos electrónicos. Es preocupante ver como hoy hay muchos colectivos y organizaciones que han adoptado como norma la realización de asambleas o charlas virtuales.
Somos conscientes de que no podemos detener nuestra actividad política por la crisis sanitaria que estamos viviendo y que, más bien al contrario, esta es más necesaria que nunca a causa precisamente de esta crisis. Es por ello que debemos esforzarnos por buscar las formas para seguir reuniéndonos de forma presencial, para seguir trabajando de forma segura aún en un contexto de confinamiento estricto.
Por otro lado, tampoco lo debemos olvidar que, pese a que es necesario tener una voz en las redes sociales y son herramientas valiosísimas de difusión especialmente a la hora de llegar a los más jóvenes, debemos recordar que seguiremos enfrentándonos a la censura y que no podemos descuidar la difusión allí donde siempre se ha llevado a cabo, con carteles y pintadas en los barrios, con panfletos, charlas, etc. Por ello, aunque es necesario usar las nuevas herramientas que tenemos a nuestra disposición, no podemos olvidar el trabajo que se ha hecho hasta ahora y su efectividad.
En definitiva, hacemos un llamamiento a no acomodarnos en reuniones y charlas virtuales, a seguir organizando y desarrollando nuestra actividad de manera presencial y de la forma más segura posible, para así escapar del control que ejerce el Estado sobre nosotros a través de sus cuerpos represivos. Al fin y al cabo, desde los distintos ámbitos, nos centramos en denunciar las malas condiciones de vida que impone este sistema a la clase trabajadora, a denunciar la represión que se ejerce contra nosotros. No nos infravaloremos, somos elementos disidentes y, por tanto, quién más y quién menos es susceptible de estar en el punto de mira del aparato represivo del Estado. ¡Pongámoselo difícil! Prevengamos la represión poniendo las máximas medidas de seguridad posibles en nuestra actividad cotidiana y no nos acomodemos a militar a través del ordenador, en el sofá de nuestra casa.
Fuente: Amnistía
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